Hace poco elegí ser actor. Me costó decidirme. Ahora que lo hice no voy a jugar a medias tintas. En este blog publicaré todos los éxitos, fracasos, alegrías y tristezas de mi carrera. Bienvenidos a los entretelones de la vida de un actor. Pónganse cómodos. Espero que cuando caiga el telón aplaudan de pie.

sábado, 31 de julio de 2010

Día de Casting

Hace unos días me llamaron para hacer un casting el viernes: buena plata, en mano, rápido... nada mal. No fueron muchas las veces que encaré este tipo de situaciones. Tal vez, porque sólo hace seis años que me volqué al teatro. Tal vez porque hace poco tiempo que soy capaz de enfrentar este tipo de momentos. Me siento como si estuviera aguardando mi turno en una sala de espera de hospital. Sin embargo estoy confiado porque tuve la suerte de quedar en todas las pruebas que hice.

Apenas llegué a la prueba me senté en un viejo tablón de madera. Parecía un jugador de fútbol en el banco de suplentes esperando su momento de gloria. Mi número era el 95. El tiempo pasaba y quedaba menos gente. En realidad debería decir contrincantes, adversarios, porque eso es lo que son. Competencia que, sin ningún escrúpulo, desearía que los otros aspirantes rajen con el culo entre las manos. Conmigo se equivocaron. "Me quedo a pelearla y voy a dejar todo para pasarlos por arriba. Ninguno es más que yo en este momento", pensaba.

Sus rostros destilaban impaciencia. Algunos pasaban una y otra vez frente al espejo para peinarse, arreglarse la ropa. Otros, nerviosos, miraban el techo mientras movían histéricamente sus piernas.

Éramos entre quince o veinte personas esperando. No nos parecíamos en lo mas mínimo. Era como una especie de Torre de Babel. Oíamos risas, gritos y llantos que provenían de los cuartos en los que se realizaba el casting.

Finalmente llegó mi turno. Me explicaron más o menos de qué iba la cosa. Después de las clásicas preguntas de rutina, salí a defenderme con lo que tenía. La experiencia fue muy positiva. No sé si habré quedado, pero me enteraré pronto ya que la filmación es el domingo. Mientras tanto, regreso a la sala de espera.

viernes, 30 de julio de 2010

Este soy yo

Me llamo Marcos y tengo 26 años. Soy el primogénito de una familia de clase media alta. Me formé en un colegio católico tradicional, de esos en los que usás uniforme, el pelo corto, ni un gramo de barba y, los primeros viernes de cada mes, faltás a clase para ir a misa. Luego ingresé a la universidad y conseguí el título de abogado, como mi padre y como mi abuelo. Si me casaba y tenía hijos me transformaba en el hijo modelo... Pero descubrí que mi profesión era la actuación.

Hace dos meses renuncié a uno de los estudios de abogados más prestigiosos del país, corté con mi novia después de dos años de relación y me alejé de muchos amigos porque me sumergí en el mundo teatral. Cuando decidí atravesar esas barreras me volví más humano.